Estrenamos nuestro blog hablando sobre un tema de vital importancia en el Camino de Santiago: la alimentación.

El esfuerzo que realiza el cuerpo a lo largo de la jornada es muy grande, por lo que cuidar la forma en la que recibimos la energía es muy importante.

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¿Cómo dosificar los alimentos durante la jornada?

Un desayuno nutritivo y equilibrado es la mejor manera de comenzar el día. La ingesta de calorías durante esta comida puede suponer entre el 20 y el 25% de las diarias recomendadas para las personas activas. Dedicarle tiempo al desayuno y no comer con prisas es también aconsejable.

Un desayuno completo debe incluir alimentos como el pan, el aceite de oliva, los frutos secos, el tomate, la naranja o los cereales.

Durante el día, la alimentación debe ser ligera. El objetivo es que os os sintáis incómodos durante la peregrinación, ya que caminar con el estómago lleno puede resultar muy pesado.

Por el contrario, el mejor momento del día para realizar una comida más abundante es al finalizar las etapas. De todas maneras, es importante no abusar de la comida para garantizar un mejor descanso.

A lo largo de las jornadas de caminata, aprovechar y dosificar los descansos para nutrirse es obligatorio. El peregrino debe hidratarse (sobre todo si se peregrina en épocas de especial calor) e ingerir alimentos sólidos con hidratos de carbono.

Barras energéticas, chocolatinas, una galleta…no deben faltar en vuestra mochila para conseguir que repongáis fuerzas con rapidez.
En cuanto a la hidratación, debe evitarse beber mucha cantidad de agua de golpe y dosificar bien los líquidos.